Monorol ☆ Verdad
"Prefiero que la odies a ella que a mi" Su padre le miraba con sus ojos fríos, apuntándolo con su varita y susurro el único hechizo que nunca recordaría, el hechizo que todo arruinó.
Despertó con brusquedad, con lágrimas derramándose y sudor sobre su frente, a su lado estaba James, quien había sentido el malestar de su mejor amigo ¿Como no? Su magia se había descontrolado y un pequeño temblor removió el hogar Potter, solo estaba con James, ya que los adultos se habían retirado a sus trabajos, le miró secando las lágrimas con sus puños.
"Sirius ¿Qué pasó?" Preguntó este entregándole un vaso de agua, hace tiempo que eso no ocurría.
- Pesadilla - Contestó él dándole un gran sorbo a su vaso, dejándolo en la mesa de noche y volviéndose a cubrir con las mantas de la cama, ¿Que fue todo eso? Su me te estaba confusa las imágenes volvían a mostrarse, pero ya no era Walburga quien le apuntaba con su varita, ya no era su voz la que le gritaba o sus manos la que lo golpeaba, era Orion, en cada uno de esos momentos era Orion.
Y Walburga tomo el lugar de Orion, de los cuentos en la noche de los cuidados cuando se enfermaba, de los regalos que se le entregaban y tanto le gustaban, paso a ser Walburga, pero ¿Por qué?
El día paso y ya entada la tarde llegó Fleamont, se acercó a este para poder hablarle de su confusión. - No entiendo lo que me está pasando -
Fleamont le miró preocupado.
"Llamaré al sanador Richard, quizás el puedo ayudar" una hora más tarde, aún estaba en la oficina de Fleamont, siendo revisado por el sanador de la familia, quien pronto frunció el ceño, al descubrir su problema.
"Al parecer joven señor Black"
Comenzó "Sus recuerdos fueron modificados por una variación del encanto Obliviate que se combinan con un confundus, su magia luchó contra el encantó y los nuevos recuerdos que aparecen son los originales"
Dos horas, el sanador se había ido, el aún seguía en la oficina su vista fijada al suelo y sus ojos secos, no se digna a llorar, se levantó sin decir nada, sin responder a su llamado y se fue al balcón que estaba en su cuarto, sentándose en la barandilla, mirando a la nada.
"Papá me contó lo que pasó" fue James quien se apoyó a su lado.
- Ya no se qué pensar - Susurró.
"Pues, tendrá que reorganizar todo, pero antes, ven al balcón, no quiero que hagas una idiotez" haciendo caso se bajó de la barandilla quedando en zona segura, sentándose en el suelo.
- Todo fue una mentira...él me torturó...durante todo ese tiempo fue él...y Walburga ella...- Se cubrió el rostro con las manos, al recordar que era Walburga quien curaba sus heridas, no su padre como se le había hecho creer y fue ahí que dejó que las lágrimas se derramaran, sintiendo a James darle consuelo.
¿El mundo no podía simplemente darle un respiro? Ya tenia mucho sobre los hombros, no quiere más.